Los juegos del año que jamás serán juegos del año

2010, ese año que será recordado como el de la crisis, el de los recortes sociales, el de la corrupción… ¿un año de crisis para todos los sectores? Desde luego, para los videojuegos no. Este año nos ha dejado un gran número de títulos de gran calidad, pero también de originalidad cero. Casi todos los candidatos a juegos del año han sido secuelas. Muchos pueden asociar las nominaciones a que las secuelas pulen defectos y liman mecánicas de los ya de por si remarcables originales (como Red Dead Redemption, Mass Effect 2, Assassin’s Creed 2…), pero también hay otros que apenas han variado a lo largo de los años (God of War III, Black Ops, Final Fantasy XIII…) y siguen estando presentes en las nominaciones.

Como es normal en el mundillo, a finales de año se han elegido los mejores juegos del año en miles de páginas web. No voy a desvelaros la enésima lista de secuelas espectaculares, así que voy a mencionar aquellos juegos, que por falta de popularidad, presupuesto ajustado, género minoritario, ausencia de secuelitis u otras razones, jamás podrán competir con los pesos pesados de la industria, pero merecen reconocimiento. Vamos allá con la lista de, digamos, los segundos mejores juegos del año 2010:

Demon’s Souls (PS3)

Vale, empezamos con una trampa. Aunque fue un juego creado en 2009, no nos llegó a Europa hasta el año que acabamos de dejar. Mucho se ha hablado de la dificultad de este juego, que nos castiga una y otra vez con muertes frustrantes en cuanto tenemos un descuido. Los gráficos tampoco son muy punteros. Sin embargo, Demon’s Souls saca punta a sus defectos y los convierte en virtudes: sus gráficos son eclipsados por su excelente y desoladora ambientación, y su dificultad encaja perfectamente con la visión de páramo abandonado lleno de peligros, en el que nos aventuramos acompañados con una sensación de soledad y reto. Para mí, es el juego del año en Playstation 3, con una calidad pareja a la de grandes nombres como Red Dead Redemption.

Amnesia, The Dark Descent (PC)

Hace tiempo que no paso miedo con los videojuegos. Acabo de comenzar con el Dead Space 2 y aunque los sustos siempre sobresaltan, no tengo la misma congoja que tenía hace años, la primera vez que jugué al Resident Evil en una habitación oscura. Supongo que con los años se pierde la sensación de sorpresa, a lo que ayuda mucho tener un rifle de asalto cuando vagas por una estación espacial oscura. Sin embargo, con Amnesia he vuelto a sentir el MIEDO con mayúsculas. ¿Cómo lo ha conseguido? Simplemente quitándote cualquier manera de defenderte en el juego. Ni rifles, ni espadas, ni dagas. Adentrarse en oscuros pasillos armado únicamente con un farol cuya luz te convierte en un objetivo andante para las criaturas de la noche, es ya de por sí acojonante. Y bueno, siempre me quedará grabado el nivel del sótano inundado, los que ya lo habéis jugado lo sabréis. Me recuerda a otro clásico incomprendido: Dark Corners of the Earth, otro juego de miedo completamente recomendable. Si Amnesia os sabe a poco, tenéis la increíble saga Penumbra, creada por el mismo estudio indie, Frictional Games.

Game Dev Story (iPhone, iPod)

Odiado y amado a partes iguales, este pequeño simulador de compañía desarrolladora de juegos es un guiño constante a todo aquel al que le guste el mundo de los videojuegos. Controlaremos el proceso completo de creación de un juego, desde el género hasta los gráficos, la jugabilidad o la música. Así, podremos ver cómo nuestro juego de Ninjas que juegan al ajedrez es vapuleado por la crítica, o como amasamos millones con nuestro simulador de baile para casual gamers. Cada pantalla de gestión, cada nombre, cada noticia es una divertida parodia del mercado actual de los videojuegos. Si te gustaron grandes juegos de gestión en clave de humor como Theme Hospital, Game Dev Story te robará el corazón. O puede que lo odies, como la mitad de la gente que lo ha probado. Quién sabe.

The Misadventures of P.B. Winterbottom (Xbox 360, PC)

Todos los años tenemos un juego indie que se encumbra como el nuevo Braid: un juego inteligente, de cuidado diseño artístico, que nos hace dar vueltas a la cabeza mientras buscamos la solución a sus puzles. A falta de probar el Limbo en la Xbox, me quedo con las Desventuras de P.B. Winterbottom, que saca todo el partido posible a los viajes en el tiempo, dobles y clones, todo ello adornado con un diseño excepcional y una ambientación victoriana de lo más curiosa. Es un juego breve, pero lleno de ingenio y cuidado por el detalle. Si echas de menos retos como Braid, Winterbottom puede ayudarte con tu adicción.

Super Meat Boy

Quizá el juego más reconocido por la crítica de los que pueblan esta lista, que incluso ha ganado algunos premios a mejor juego indie del año. Se ha hablado mucho de él, de su dificultad extrema y frustración. Casi he lanzado mi mando por la ventana por su culpa, pero el control perfecto acompañado de un diseño artístico entre lo adorable y lo retro lo compensan. De todas maneras, creo que nunca me lo podré acabar, prefiero conservar mi salud mental.

Lara Croft and the Guardian of Light (Xbox 360, PS3, PC)

Puede parecer una secuela más de una saga sobreexplotada, pero no os dejéis engañar, porque este juego es tan distinto a sus predecesores que por no tener, no tiene ni el título de “Tomb Raider”. Soy un entusiasta de los juegos cooperativos, y este título descargable es probablemente la mejor opción para disfrutar en compañía del año, además de tener una relación calidad-precio increíble. Personajes con hablidades únicas que pueden ser combinadas para avanzar en enrevesados puzles dan lugar al mejor juego protagonizado por Lara Croft en años.

Dead Rising 2 (Xbox 360, PS3, PC)

Ops, esta sí que es una secuela de verdad. Dead Rising 2 no es ni el juego más original del año, ni la secuela que más mejora al original. Sin embargo, se cuela en esta lista por un único motivo: un cooperativo demencial. Las tiendas de la ciudad abren un mundo de posibilidades al ridículo y las risas en compañía: desde probarse modelitos horteras, hasta hacer carreras con el carrito de la compra. No digamos ya el masacrar zombies en compañía, que gracias al sistema de combinación de objetos se convierte en un placer. Nunca juntar un remo y dos motosierras fue tan divertido.

Just Cause 2 (Xbox 360, PS3, PC)

La última secuela, lo prometo. La historia de los esfuerzos de Rico Rodriguez para derrocar al dictador de la isla de Panau es tópica y aburrida. A diferencia de los juegos de Rockstar, aquí la chicha no está en las escenas entre misión y misión, si no en la jugabilidad misma. ¿La clave? Olvidarse de recrear un mundo realista y llenar una isla de bidones de combustible, helicópteros, aviones… además de dotar al protagonista de una combinación explosiva: un paracaídas y un gancho que pueden hacer mil y una perrerías. Jamás encontraréis su nombre por encima de un GTA o un Mafia, pero Just Cause 2 es uno de los juegos de mundo abierto más divertidos de la historia. Decidme otro juego en el que surfee un misil atómico. Si la tercera entrega incluye un modo multijugador, podría ser la bomba.

Vanquish (Xbox 360, PS3)

Por último, otro juego que se odia o que se ama. Me terminé Vanquish en unas 6 horas, pero fueron las 6 horas más intensas que jamás he pasado a los mandos de una consola. Una vez más, el argumento es rídiculo, lleno de robots comunistas que buscan aniquilar la humanidad. Sin embargo, al contrario de otros juegos como Tomb Raider donde la diversión está en los lugares llenos de posibilidades que se visitan, en Vanquish la diversión está en el protagonista. Segadas, quiebros, propulsiones, patadas voladoras, armas personalizables… pocas veces se siente la libertad de movimiento que se siente con este título. Si te gusta la adrenalina, no encontrarás mejor opción que ésta.

Hasta aquí el repaso del año. Os propongo que continuéis el artículo en los comentarios, indicando vuestros juegos favoritos del año pasado. ¡Pero ojo! No pueden ser los típicos juegos nominados hasta la saciedad, así que olvidaos de eso y descubridnos pequeñas joyas que no han recibido toda la atención que merecían. ¡Ánimo!